Uno de los servicios que más nos llena de ilusión es el que realizan nuestros Asistentes Personales (AP) en las Universidades de Madrid. Cada septiembre comenzamos con esta asistencia que les facilita a los alumnos con alguna diversidad funcional poder acceder, en igualdad de oportunidades, a los estudios que han elegido.
El primer día de clase en la Universidad es una experiencia que rara vez se olvida. Es ese paso a la educación más adulta y menos protegida. Los nervios son grandes y los miedos muchos. Si a esto le unimos que necesitamos ayuda para ir al baño, quitarnos el abrigo o tomar apuntes la cosa se complica más.
Es aquí donde entra la figura de nuestros Asistentes Personales, fundamentales e imprescindibles en la vida universitaria de estos chicos, tanto dentro del aula como en las residencias estudiantiles.
La labor del AP será acompañar al alumno en todo lo que requiera y no pueda realizar por sí mismo. Esto irá desde la colocación dentro de clase, toma de apuntes, darle de beber, acompañarle al baño y un largo etcétera que dependerá de las necesidades de cada uno. En ningún momento el AP suplirá la voluntad del alumno ni interferirá en sus clases, prácticas o reuniones con compañeros. El AP será sus manos y sus piernas en aquellas tareas que éste no pueda realizar
Lo que a simple vista parece sencillo de entender es un proceso complicado de llevar a cabo en determinadas Universidades. Ejemplos como profesores que en clase se dirigen al AP en vez de al alumno o que impiden el paso del AP a un examen por miedo a que sea éste el que conteste, han sido corrientes dentro de nuestra experiencia.
Gracias a los departamentos universitarios de apoyo a alumnos con diversidad nos ha sido más fácil entrar y normalizar la existencia del AP en la convivencia estudiantil.
Sin duda, la incorporación del AP en el mundo universitario supone un gran avance en la inclusión e igualdad de oportunidad de las personas con diversidad funcional. Sin este apoyo, muchos alumnos se quedarían relegados y sin poder acceder a las titulaciones.
La alternativa, hasta ahora, era contar con la ayuda de sus padres, siempre que estos tuvieran la posibilidad de acompañarles dentro del aula. Esto conllevaba a una confusión de roles y una falta de normalización en su vida.
Siendo la normalización unos de los objetivos prioritarios en la asistencia personal en la universidad, es fundamental que estos AP sean gente joven que pase desapercibida por el campus y dentro del aula y que exista una afinidad entre ellos y el alumno.
Para las familias este proceso no siempre es fácil puesto que muchos de estos alumnos antes de llegar a la Universidad han estado escolarizados en colegios de educación especial, muy protegidos. Los primeros días nos encontramos con padres muy preocupados y nerviosos porque sus hijos se encuentran en un ambiente completamente nuevo y sin su apoyo. Pasados esos primeros momentos de incertidumbre nos encontramos con padres tranquilos y orgullosos de sus hijos por la capacidad de superación que este cambio supone.
El servicio de Asistencia Personal, al contrario del de ayuda a domicilio, permite que el usuario pueda recibir la asistencia fuera de su casa, ayudando a una integración en ambientes normalizados como es el caso de la Universidad.
SERGIO CASTILLA DOMÍNGUEZ
DIRECTOR
INNOVA ASISTENCIAL